Un sentimiento  ambiguo.
Hoy es 10 de Junio de 2013 y por fin el Ayuntamiento de Cádiz ha mandado a recoger las obras que doné para el Museo ECCO. Se acerca la inauguración y hay que trasladarlas para poder hacerles una limpieza y colgarlas en su morada definitiva.
Para mí ha sido un día extraño, puesto que aunque era esperado y sabía que llegaría el momento, ahora me siento vacío y apenado al verlas partir. Son dos cuadros, un caballete y una escultura que estaban conmigo desde que falleció Juan en 1989, hace ya 24 años.
El “San Juan” es una obra magistral, que forma parte del conjunto del “Valle de los Caídos”  y es un retrato de mi hermano, pintado por Enrique, con fondo de Juan. Estaba en mi salón, siempre presidiendo, siempre mirando al cielo con esa espiritualidad de San Juan Evangelista. Sin duda un bello cuadro, pero un enorme peso psicológico. Deja un vacío difícil de sustituir.
El  “Despertar de Quetzalcóatl” es un cuadro más amable, que muestra a Juan tumbado en la playa, rodeado de su perra afgana “Lala” y de “Morning”, el perro de un amigo, con un fondo de mar que reconozco como los “Caños de Meca”, playa a la que fuimos juntos numerosas veces y de la que salieron tantos de los cuadros de Costus. Lo tenía en el dormitorio, sobre la cama, y deja un hueco que será complicado rellenar.
La escultura es obra de Juan y es un Hércules naranja y fluorescente. Quedará impactante en el Museo y le auguro un buen futuro como símbolo del Hércules Gaditano. El Caballete era de Costus y había sido un regalo de mi tío el escultor Luis Sanguino, que fue su anterior propietario.
Todo eso ha salido hoy de mi casa y me siento un poco más vacío, un poco tristón, como si me hubieran cortado una parte de mí cuerpo. Pero por otro lado sé que estará bien cuidado, bien custodiado y que lo podrán disfrutar innumerables generaciones de gaditanos y visitantes…y eso me consuela y además le da sentido a la creación de Costus: ellos querrían verse en un museo, no me cabe la menor duda, así que al final siento una profunda satisfacción y alegría.
Una mezcla, un coctel difícil de beber,  pero dulce al final. Con ese coctel brindo con todos vosotros, por Costus.
Por Ricardo Carrero Galofré